Thaumazein y el asombro
Existe en griego una palabra que acompaña bien la experiencia estética. Sin bien es un concepto cercano a la filosofía, no deja de ser una actitud propia de aquel que se aproxima a una obra de arte o a la cultura.
Se trata de la palabra: thaumazein que significa para sorprender. Thauma es asombro o maravilla, pero hablar de thaumazein tendría que ver de un estado y con la posibilidad de ser afectado.
En el diálogo Teeteto, Sócrates nos advierte: “Y el filósofo está lleno de asombro. Filosofar no tiene otro principio que estar lleno de asombro”.
De igual forma, Aristóteles, en el segundo capítulo del primer libro de la Metafísica habla del asombro como condición necesaria para el conocimiento, como estado previo, antesala. Es increíble pensar que hace falta maravillarse para aprender, que el entusiasmo nos somete.
El término tienen toda la relevancia pues apela a un sentimiento y nos aleja de una forma solemne y tediosa de aproximación al conocimiento. Asombrar y ser asombrados puede ser una forma vital deseable, un canal de ancho del ser: Maravilla.