En el Madrid más abierto, más verde y cerca de un gran mirador se encuentra una mujer sabia: Sor Juana. Un andador que lleva a la Plaza de España está escoltado por este portento de mujer.

La escultura fundida en bronce de Sor Juana Inés de la Cruz fue un regalo del pueblo mexicano a la ciudad de Madrid en el año 1981. Se trata de una copia cedida por el Claustro de Sor Juana y fundida por el escultor José Luis Fernández.

En posición sedente, con rostro sereno, la poetisa se dispone a escribir. Ese era su mundo: la narrativa, el conocimiento.  Octavio Paz,  a propósito de la presentación de su libro Las trampas de la fe, nos recuerda que Juana de Asbaje tuvo que hacerse monja para pensar. 

Sor Juana estaba interesada en que las mujeres pudieran enseñar a las ciencias terrestres para acceder a las celestes. Ahí es donde tenía el corazón: tan cerca de Dios como de los astros; tan próxima al prójimo como al conocimiento. Qué alegría tener a una embajadora de esta talla en un parque tan bello, en una ciudad tan bella.

• Citas de Octavio Paz tomadas de: https://elpais.com/diario/1982/11/04/cultura/405212404_850215.html